15 nov 2006

 
Una historia real sobre el barrendero de mi barrio

Todas las mañanas me empleo a fondo para cumplir con mi misión de hacer la entrega de mis dos hijos a sus respectivos coles. Es habitual que, aún con las prisas, la vida me regale lecciones desde las primera luces. El caso es que venía observando al barrendero de la zona y no podía evitar sentir una admiración por el trabajo tan bueno que hacía. Es muy joven, siempre lleva unos auriculares y nunca lo veo parar. Está tan implicado en su tarea de limpieza que el mundo a su alrededor parece ir a ralentí. El otro día, antes de subir al coche con 'la mercancía' despachada, me atreví a abordarle y felicitarle por lo bien que lo hacía. Le sugerí que intentase buscar un trabajo mejor porque creía que valía para más. Sus respuestas fueron contundentes: "Sé que soy bueno porque mis jefes tiran de mí cuando hay quejas de limpieza en otras zonas y no me interesa para nada cambiar porque soy feliz haciendo lo que hago". Tras haberme despedido con un apretón de manos, pensé, para mis adentros, que este hombre me había dado una importante lección sobre la relatividad de las apariencias y sobre el concepto de la felicidad. Por cierto, desde aquel episodio, sonrío mucho más cuando cojo la escoba y la fregona. ¡¡Feliz noche amigos!!

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Comments:
Hola, me gustaría que definieses lo siguiente:
Le sugerí que intentase buscar un trabajo mejor porque creía que valía para más.
Me gustaría saber, quien dice si un trabajo es mejor que otro, ya que como tu comentabas, si el trabajo te hace sentir como en casa, o lo que pretendes es eso, porque ha de cambiar de trabajo, si a lo mejor esta persona es feliz.
 
Totalmente de acuerdo. Eso mismo pienso. La lección personal es que lo que para uno puede ser una desgracia de trabajo para otros supone la máxima felicidad. Sobre el cómo se siente uno no hay reglas ni suposiciones que valgan. Muchas gracias por tu comentario!!
 
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