29 nov 2009

 
La competición y los niños

Hoy he llevado a mis hijos a la carrera que organiza El Corte Inglés en Santa Cruz. Es un evento donde participan todas las edades. Empiezan los más pequeñines a eso de las diez y siguen las rondas hasta que se alcanza la prueba reina absoluta a la una del mediodía.

Animé a Joan y Miguel, de 7 y 4 añitos,  a vivirla. Les insistí en que se trataba de una carrera para PARTICIPAR ya que todos reciben medalla y que, desde el primero al último, hay aplausos y cariño. El competir, al menos hoy, no era una circunstancia relevante.

Me he quedado un poco 'chafado' con la experiencia ya repetida, por cierto, durante tres años. Observé un tanto de ezquizofrenia colectiva por parte de todos los actores del 'espectáculo'. Creo que el rol de los mayores es muy importante en estas etapas donde las primeras experiencias deportivas marcan mucho.

Padres que sólo piensan en su hijo obstaculizando la labor de la organización, demasiada obsesión por aleccionar a los benjamines hacia la victoria, un excesivo número de 'peques' por tanda....Para más INRI, se oían voces y gritos del tipo  '¡corre más rápido!', '¡venga que vas a ganar!', etc, etc.

Tanto al pequeño como al mayor los tuve que llevar a la enfermería porque fueron arrollados por otros niños que se llevaron por la excitación del momento. 

Estás son mis notas:

Miguel un 10 porque se repuso, corrió y llegó a meta. Lloraba desconsolado en el momento de la entrega de su medalla por el dolor de sus 'pupitas'

Joan un 10 porque es un campeón. Su sensibilidad y emociones le impidieron acabar por si mismo. Le lleve en brazos hasta la meta para recoger su MERECIDÍSIMA medalla.

La Cruz Roja un 10 (ver nota)

Ciertos padres, ciertos aspectos de la organización, ciertos participantes ... un ¿¿¿??? ...

Hoy me he preguntado muchas veces si lo he hecho bien. Siento que tengo que apostar por vivir experiencias más sanas, lúdicas y educativas. 

Que conste que, por razones obvias, tengo una visión muy sesgada y personal de lo de esta mañana. Estoy convencido que muchos disfrutaron y que otros muchos se portaron como abanderados de los valores más nobles que sugiere el deporte. 

Nota.- Joan y Miguel fueron atendidos en la carpa de la Cruz Roja. Los voluntarios fueron muy cariñosos y profesionales con ellos. Felicidades por lo bien que lo hicieron. Ellos me cambiaron el color gris que inundaba mi corazón en ese momento.




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