16 ene 2008

 
Estoy de resaca

Mi mente y mi cuerpo me piden huir de esta locura. Primero unas navidades mercantilizadas y prostituidas, ahora un enero de rebajas locas y mañana un carnaval de botellón y ruido.

Pues no me va este rollito. Yo tiro, como las cabras, al monte. He descubierto los beneficios terapéuticos de correr en la montaña, rodar en la playa o bañarme en aguas abiertas.

Para vivir sin resaca dedico unos minutos al día a desintoxicarme. Hoy subí por una senda desde la playa a un alto desde el que divisé una vista reconfortante para el alma: mar, tierra y aire a vista de pájaro.

300 mts. desnivel +

7 kms aprox (ida y vuelta)

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El otro día pusieron un documental en la tele, en el que unos monjes de clausura contaban sus experiencias personales; qué era lo que les había inducido a encerrarse. Me interesé por ello, porque siempre me ha parecido alucinante que una persona reduzca su vida a un espacio tan limitado. Uno de ellos contaba cómo un día volvía en el autobús del trabajo y analizó su circunstancia, lo que hacía cada día, el trasiego de la ciudad, su rutina, y se preguntó: ¿Esto es la vida? En el convento había encontrado la paz que necesitaba. Decía cómo cada vez que iba al médico, por ejemplo, veía en la calle a chicos jóvenes que escuchaban música con los auriculares, los mayores con la radio, los telediarios, los bailes,, las conversaciones, las reuniones... No había sitio para el silencio, y aún menos en las cabezas de cada uno de ellos.

Me hizo reflexionar. ¿Quién vive en espacios limitados?

Un abrazo

Concha
 
Cada uno debe de encontrar ese espacio donde realizarse, ese espacio íntimo pero que a la vez lo quiera compartir con todos, tu lo has encontrado por medio del deporte, felicidades. Yo lo he encontrado a lomos de mi motocicleta
 
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