18 jul 2007
"Si molestas a la tierra ocurren desgracias"
Esta frase la pronunció un australiano aborigen propietario, por derechos históricos, de una tierra por la que pujan importantes multinacionales. Le han llegado a ofrecer millones de dólares (bajo su suelo hay mucho uranio). Mi 'amigo' sabe que decir SÍ puede ser el principio del fin. Él desea seguir con su vida plenamente integrada en su 'paraíso' natural.
Y nosotros, que no sabemos decir NO al coche para comprar el pan en la esquina de enfrente, ¿a qué altura quedamos?
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