9 abr 2007

 
El aventurero que todos llevamos dentro
(una excusa para hablar de la amistad y de los sueños cumplidos)


En nuestras vidas han de incluirse episodios de acción y aventuras. Adentrarse en experiencias que nos hagan vibrar de emoción es una posibilidad real que se puede dar en lugares tan impensables como nuestra propia oficina.

Para irnos a un terreno más lúdico, les contaré como con una simple llamada telefónica solicitando información llegué a "volar", uno de mis grandes sueños.

Corría finales del 85. Por aquel entonces empezaba estudios universitarios. Era un chico tranquilo y aplicado. Pensaba que lo más parecido a vivir una emoción fuerte era ir al gimnasio de vez en cuando. La aventura, me decía, sólo estaba reservada a los superhombres de las películas de acción. Leía y sabía sobre personas que escalaban grandes picos, buceaban en mares cristalinos o ¡¡volaban!!. Uuuhmmm ...VOLAR... se referían a la sensación que experimenta un ser humano al lanzarse en caída libre, con un paracaídas plegado sobre sus espaldas, desde un avión a una altura aproximada de 2.500 mts. sobre el nivel del suelo.

Me enteré, por un artículo en la prensa local, de la existencia de un grupo de verdaderos 'sufridores' que habían montado un paraclub en Tenerife sin instructores, zona de entrenamiento, aviones, zona de salto, etc. Una llamada telefónica hizo que a las pocas semanas estuviese enrolado en el club. Nos reuníamos, leíamos y hacíamos unas prácticas surrealistas de saltos con material desvencijado y obsoleto.

El premio llegó un poco más tarde. En noviembre de 1986 cumplí uno de mis grandes sueños y viví mi primera gran aventura al saltar desde un avión. Casi a escondidas y con el saco de dormir a cuestas (sólo tenía dinero suficiente para pagarme los dos saltos y el ferry más barato) me fui con mis compañeros en un viaje a Las Palmas a dar nuestro primer salto. Fue en Maspalomas. ¡Que gran aventura!.

Tú puedes hacer que las aventuras salgan de las salas de cine o las pantallas de televisión para que entren en tu vida y te conviertan en protagonista.

Escribir sobre esto me invita a recordar grandes amigos. Cuanto agradecimiento tengo para ellos. Me ayudaron a cumplir sueños juveniles en tiempos en que no tenía NADA; ni apoyos, ni dinero ni conocimientos. Carlos, Juan Antonio, Rando.... Amigos que me enseñaron, me prestaron material, me facilitaron alojamiento. Aprendí de ellos no sólo de escalada, paracaidismo o parapente sino de valores como LA AMISTAD, LA GENEROSIDAD o EL COMPAÑERISMO. ¡¡Gracias!!.

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