21 nov 2006

 
Un día que di marcha atrás
Cada vez nos es más difícil parar por algo o alguien sin contraprestación a la vista. Nuestro andar es frenético y falto de motivación. No paramos nunca, ni ante un semáforo en rojo, ni ante un banco vacío que te invita a descansar, ni ante un espontáneo mirador urbano. Nos da miedo encontrarnos solos, con nosotros mismos, preguntándonos a dónde diablos vamos y qué pensarán de mí si me paro y simplemente observo. Eso sí, quedamos la mar de bien creyendo que al moverte por moverte eres una persona dinámica, ocupada y hasta importante. Me temo, que más bien, es todo lo contrario. ¡¡Cuanto se aprende sabiendo parar!!.
Esto que escribo lo traslado al plano real contándoles otro pequeño episodio de mi vida que sucedió hace dos estaciones. Corriendo hacia Las Teresitas, a eso de las diez de la noche, me encuentro en el mismísimo asfalto, muy cerca de la acera, a alguien que parecía dormir una espesa resaca. Lo sobrepasé unos 300 mts cuando un cosquilleo en la tripa me hizo sentir que tenía que detener mi carrera. Aquel hombre no estaba en un lugar seguro y hacía frío. Yo no llevaba dinero, ni móvil... ¿qué podía hacer?. Incluso así, decidí dar marcha atrás para advertirle del peligro que corría y ofrecerme a no sé que más. Temí por su reacción al estar profundamente dormido y probablemente bebido. El señor en cuestión, después de un pequeño sobresalto, percibió que me preocupaba por él. ¡¡Sólo di marcha atrás y le hablé!!. Me respondió que hacía mucho tiempo que nadie se interesaba por él y que me lo agradecía infinitamente. No me pidió nada. ¿Mereció la pena?...
Por cierto, esa noche corrí más rápido que nunca. ¿Fue como consecuencia del sentimiento de culpa, rabia e impotencia, de las palabras de aquel hombre o de un intento de olvidar y recuperar unos minutos de cronómetro?. Sea lo que sea te invito a no tener miedo a parar.

Etiquetas:


Comments:
Cuanta verdad. Cada vez vivimos más en un mundo de incomunicación, encerrados en cajas de hormigón, solo nos relacionamos con los cuatro de nuestro entorno y con el resto intentado pasar desapercibidos. ¿No creeis que si fueramos del tamaño de las hormigas y ellas del nuestro, nos mirarían desde arriba diciendo, miralas como van todas en fila no se detienen al ir al trabjo??nos hemos convertido en hormigas?
 
Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?